Mate de Alfil y Caballo - Método de Deletang
http://www.youtube.com/watch?v=kmqNi7PWMjw este es el link
Desde el diván del Entrenador No. 2
(A la memoria de la Maestra Amparo Vargas Arreola 1926-2001)
IM Raúl Ocampo Vargas
¿Cómo estudiar la Apertura? Parte II
El Gambito Blackbourne, y un “Patakin”.
Una actitud común entre jugadores jóvenes es el de estudiar líneas poco conocidas a gran profundidad para sorprender a sus contrincantes y obtener algunas victorias rápidas o al menos una ventaja en la apertura con la que trabajar el medio juego. El éxito frecuente de esta “estrategia” tiene el peligro de que el jugador que la utiliza recurra cada vez más a este estudio de aperturas y su estilo se vaya afectando y se vuelva especulativo. Si además tiene pocas oportunidades de enfrentar una oposición fuerte, conforme vaya ascendiendo en el “Elo” y obtenga el derecho de combatir contra jugadores asentados llegará a un punto donde parece que se estanca, cuando más bien lo que sucede es que no se preparó con vistas al futuro de su desarrollo. Entonces se descorazona y si no cuenta con el apoyo de un entrenador o simplemente de un amigo objetivo no encuentra que pasa con su juego. Buscará en otras razones el abandono del “éxito” y quizás pase por alto que obtuvo ascensos más gracias a los triunfos relativos a su “sorpresivo” repertorio que a un real mejoramiento de su nivel de juego.
Seguramente muchas veces habrá leído en comentarios a partidas magistrales que un gran maestro sorprendió a otro con una variante extraña y que por ello obtuvo un fácil éxito y quiso imitar esta idea.
El problema es mucho más complejo de lo que parece. Permítanme analizarlo desde tres personajes juveniles en que observe varias situaciones.
Un jugador, digamos “A” obtiene muchos triunfos en un torneo round robin válido para el rating de la FIDE pero en que enfrentó a unos tres jugadores medianos y a otros francamente muy poco experimentados. En prácticamente cada partida obtuvo ventajas de apertura con líneas poco conocidas pero que él estudio muy bien. Surgieron en sus contrincantes errores gruesos, causados por la inexperiencia y por no saber enfrentarse a una “variante sorpresa”. Las partidas no fueron buenas, pero le dieron éxitos relativos y aumentó unos 100 puntos de Elo.
Otro jugador, digamos “B” partió a la Isla de Cuba a jugar varios torneos también válidos para el rating FIDE, pero en los que encontró jugadores muy fuertes, a menudo más fuertes de lo que el “Elo” que tenían indicaban. Sus resultados fueron buenos, sus partidas realmente interesantes y cada punto requirió de un esfuerzo concentrado. No utilizo “variantes sorpresa”, lo que fue mejor, ya que contra la fuerte oposición que enfrentaba hubiese sido una táctica que se le hubiese revertido. Después de dos torneos, prácticamente no ganó un punto de “Elo”, pero en cambio esta experiencia seguramente redundará en un buen desarrollo en su futuro.
Por otro lado, un tercer jugador, digamos “C”, no busca jugar en torneos para mejorar “Elo” sino simplemente compite en torneos abiertos estilo suizo, donde de 5 partidas enfrentará a dos maestros a lo sumo. Se prepara bien para los enfrentamientos con esos maestros, estudia algunas líneas para sorprenderlos. Con los jugadores débiles utiliza un estilo muy especulativo y a veces gana muchas partidas contra ellos, las más de las veces explotando errores tácticos. Su desarrollo ha tenido muchos altibajos a pesar de su gran talento natural.
Los tres jugadores mencionados son jóvenes con gran talento y enorme afición por el ajedrez, por lo que podría esperarse un futuro brillante. Los tres tienen un talento en nada inferior al que poseían jugadores mexicanos que llegaron a ser Grandes Maestros Internacionales, pero al tomar rutas diferentes, uno se podría preguntar si los tres llegarán a alcanzar el máximo título.
De los tres, seguramente “A” tendrá pronto el mayor rating, pero corre el peligro de que en un futuro cercano llegue a la situación de que aparentemente se “estanque” y no sepa el porqué.
El jugador “B” desde hace unos dos años se denota que posee la fuerza de un fuerte maestro, pero esto no se refleja en su “Elo”. Sin embargo, se ve un desarrollo creciente en su juego. Una de las partidas en las que logró el triunfo en Cuba, podría firmarla, sin pena, cualquier Gran Maestro. El peligro es que a veces alterna torneos de fuerte oposición con torneos fáciles. Aunque eso es culpa del sistema deportivo del país, donde hay demasiados torneos juveniles con oposición muy dispareja y tiene que jugarlos para obtener el apoyo gubernamental y no existe un buen programa de competencias en que la finalidad sea la superación técnica, sino simplemente lo que se valora es el resultado deportivo sin análisis. Incluso, si sólo se ven sus resultados desde el punto de vista cuantitativo, se podría decir que su “gira” por Cuba, no fue lo fructífera que se esperaba. Algunos “técnicos” ya se han expresado en ese sentido. Craso error causado por ver solo los resultados del “Elo” y no examinar con cuidado las partidas, y por supuesto, los contrincantes. Ojalá que los que estén cerca de él sean objetivos y lo ayuden a sacar el jugo verdadero de lo que yo pienso fue una fructífera experiencia.
La experiencia de “A” en cambio, es la más peligrosa y la más letal. Puede darle una idea errónea de su verdadero nivel y en lugar de ayudarlo a que se estimule su trabajo lo mal direccione. Si no varia su “táctica” en cuanto repertorio, perderá tiempo muy valioso en su desarrollo.
El jugador “C” es el que más intriga su futuro. Su estilo es interesante, pero cada vez más recurre al fácil camino de la “celada” de apertura, y aunque le da triunfos ocasionales, incluso contra jugadores muy fuertes, sus resultados, si se les graficara denotarían un “hombre montaña” con altos picos y grandes abismos.
Aunque hay que confesar que cuando uno enfrenta a los tres jugadores, “C” es el que más interesante oposición presenta. Obliga a esforzarse en “desenmarañar” las celadas ingeniosas que plantea, y que su repertorio estimula a estudiar viejas líneas. Pero también hace que uno se pregunte: “¿Cuándo despegará?” ¿Será que ese gran talento no tendrá más desarrollo que efímeros triunfos en uno que otro torneo suizo? Siempre se le ve analizando las partidas pero desde un punto de vista que me parece equivocado. Trata de ver el error coyuntural a mediados de la partida y no se plantea si su repertorio de aperturas es la causa de muchas de sus derrotas, contra fuerte oposición, y que de vez en vez “derrapa” contra jugadores muy inferiores a él en talento, experiencia y estudios.
Creo que los tres estudian mucho, pero los de “B” son los que parecen siguen un plan, al menos cuando no compite con sus coetáneos, que le ofrecen desigual oposición.
Aunque tengo que aclarar que “C” es de más edad que “B” y que “A” y que hace un par de años logró éxitos muy importantes, pero que sus resultados van más a la baja que a la alta, siempre “hombre montaña”.
En dos torneos “activos” de treinta minutos por jugador, “C” me planteó el siguiente interesante gambito que pudiera llamarse “Blackbourne”, por ser utilizado por el Gran Maestro inglés en los siglos XIX y XX; que surge tras:
1.e4 e5 2.Cf3 d6 3.d4 Ag4?! 4.dxe5 Cd7!
Muchos fuertes jugadores lo utilizaron desde finales del siglo XIX y no se puede decir que esté refutado.
Tras 5.exd6 Axd6; el negro ha logrado un buen desarrollo a cambio de su peón y ante el blanco se presenta una tarea nada fácil para consolidar su ventaja material.
Es un gambito olvidado que en partidas rápidas puede brindar éxitos contra casi cualquier oposición. Sobre todo si el jugador con las blancas es ambicioso y quiere jugar activo a toda costa.
Existe poca teoría al respecto y como es una línea que uno poco espera enfrentar, tiene a su favor el elemento sorpresa. Aunque querer sorprender dos veces al mismo contrincante no parece práctico, no se puede decir que sea mala elección si uno piensa que en las líneas “normales” será superado por el contrincante.
Sobre la manera de enfrentarse al gambito, me permitiría referir al lector al archivo que se desarrolla en Inforchess Magazine donde examino el planteo con cierta profundidad y con material que no es accesible, hasta ahora, en idioma castellano.
En general, los grandes maestros piensan que la clave es un “timing” (oportunidad) en jugar Cd4 con blancas y buscar el cambio del alfil negro en g4, antes de enrocarse corto. Otros piensan que simplemente hay que jugar un h3 y g4 en momento adecuado y aliviar la presión sobre el peón e4 blanco.
Pero esto es solo coyuntural y específico a la línea. Lo que interesa es si este tipo de Gambito pueda tener la solidez de otros gambitos similares como el Benko. Pienso que si, que es una opción viable, a ser usada muy de vez en cuando. Pero que no se haga costumbre.
Hay gambitos o líneas similares que dan muchos puntos en torneos rápidos.
Por ejemplo: 1.e4 e5 2.Cf3 Cf6 3.Cxe4 d6 4.Cxf7!?. Esta línea la utilicé unas 10 veces en partidas a treinta minutos y obtuve el 100% de los puntos. Incluso el llorado Vitolinsh la utilizó a menudo en torneos serios con éxito promedio.
Cuando la use, lo hice para “forzarme” a complicar mi juego en una etapa en que mi objetivo era quitarle un poco de aridez a un estilo que tendía a ser muy posicional y que deseaba erradicar; pero no lo utilice para ganar puntos, sino como un plan de preparación.
Para objetivos similares, como preparación para “enriquecer” el estilo de juego, yo creo que si es válido hacer uso de estos “gambitos desbalanceadores”.
El uso del repertorio como una forma de ganar experiencia en posiciones complicadas es un recurso muy utilizado por los entrenadores experimentados, pero introducir estos gambitos como “modus vivendi” puede ser muy dañino en los jugadores jóvenes.
He observado muchos jugadores que como “A” en cada partida, de cada torneo, utilizan líneas especulativas, desechando los caminos probados que siguen los grandes maestros. Esta manera “irregular” de jugar las aperturas tienen un costo excesivo en el futuro. Cuando se dan cuenta de la necesidad de tener un repertorio “formal”, a menudo ya es demasiado tarde para ellos. Requieren como “empezar de nuevo”. Si tienen la suficiente presencia de ánimo y se les estimula bien, puede ser incluso muy favorable para su juego en general, el volver a andar todo el proceso y pueden, finalmente, llegar a desarrollarse más que un jugador tipo “B”. Pero el esfuerzo requerido es tan grande y por lo general lo acometen a edad tan madura, que la dificultad de la tarea los derrota y quedan como en un “nirvana”, perdidos entre las nebulosas de las variantes e ideas en las aperturas. Por lo general, regresan a las andadas y su desarrollo se ve limitado para siempre.
En el estudio de las aperturas, es tan importante el escoger bien el repertorio para cada etapa de desarrollo como elegir los torneos.
Esa era una clave del ajedrez soviético: torneos gradualmente más difíciles, bien elegidos y un repertorio adecuado a cada nivel de desarrollo.
“Hay que saber nadar y guardar la ropa".
A continuación una partida tipica modelo en la epoca romántica del ajedrez con breves comentarios:
”
Lagos, a
(A la memoria de la Maestra Amparo Vargas Arreola 1926-2001)
Cómo Estudiar las Aperturas
Fue la pregunta más frecuente recibida en trainerchess@yahoo.com a mi convocatoria de consultas, por lo que decidí dedicar el primer artículo de esta serie a ese tema.
Cuando uno examina los libros de aperturas nota una gran cantidad de variantes y una serie de evaluaciones de las posiciones cuando terminan las citadas variantes, muchas veces sin una sola palabra. Se supone que se ponen las variantes más relevantes y a veces se pregunta si uno debe tratar de memorizar tales series de jugadas o tomarlas simplemente como ejemplos del tipo de juego que puede desarrollarse. Por lo general hay pocas palabras que indiquen que es lo que está tratando de hacer cada bando. Si uno se basara en lo que aparece en los libros para estimar que es lo importante que hay que estudiar, llegaría uno a la tal vez errónea conclusión que hay que estudiar variantes y no ideas.
Pero ya que Einstein decía que el correcto planteamiento de un problema era a menudo más importante que su solución, trataré de identificar primero las cuestiones a dilucidar y luego sus posibles soluciones.
El estudio de la apertura lo constituyen las siguientes partes y tareas:
Elección del aspecto de la apertura o que aperturas, defensas o sistemas que van a ser nuestro objeto de estudio.
Antecedentes.
Conceptos.
Recopilación de material.
Elección de material relevante.
Análisis de casos.
Modelos exitosos.
Y tal estudio requiere una metodología para:
Determinar la información relevante.
Identificar que conocimientos y habilidades (competencias) se debe intentar adquirir.
Establecer la manera más efectiva de adquirir dichas competencias.
El estudio de la apertura puede ser individual o en grupo, puede ser planificado por el estudiante mismo o con la asesoría o dirección de un especialista. En ambos casos la planificación puede ser total o en partes, es decir, un especialista nos puede dirigir en algunas de las partes o tareas, o en la planificación completa del estudio.
Como en toda planificación dependerá de la misión que se habrá uno impuesto y de la visión del futuro a que uno quiera llegar. Esta visión dependerá de nuestros antecedentes personales, de nuestra “historia” de vida y de los recursos actuales o potenciales con que contemos.
Sin un planteamiento completo del problema, a mi manera de ver, no se puede abordar de una forma efectiva, el estudio de la apertura.
Tenemos que tomar en cuenta una serie de informaciones que nos aporta la experiencia de muchos entrenadores que se enfrentaron anteriormente al mismo problema.
Recordemos una máxima de la escuela soviética: “Es importante saber que es lo que se tiene que saber de acuerdo a la etapa del desarrollo técnico ajedrecista en que estemos”. Es decir, lo que pretendamos aprender de la apertura debe estar relacionado con el nivel de conocimientos de las otras fases de la partida del ajedrez, lo que significa que el nivel de estudio de la apertura debe corresponder al nivel de estudio del medio juego y al nivel de estudio del final.
Por supuesto que, a su vez, el nivel del sistema de estudio de ajedrez estará relacionado con el nivel de desarrollo de cultura, conocimientos y habilidades que tengamos en general; es decir de nuestra etapa de conocimientos y comprensión de ellos de nuestra personalidad integral.
Por ello Botvinnik remarcaba la importancia de que un ajedrecista fuese culto y fuese apoyado por entrenadores cultos, ya que esto tenía relación directa con el nivel de cultura ajedrecística que pudiera adquirir.
Por supuesto que estas son reglas generales, para las personas comunes. La historia nos muestra algunos casos, no tan numerosos como muchos creen, de personas que con talento especial y circunstancias también especiales, se salen de la regla y adquieren una gran destreza en el ajedrez sin tener un desarrollo de nivel semejante en otros aspectos de la cultura general o de su desarrollo como personas.
Habría que adentrarse en cuestiones muy profundas de la personalidad para analizar como ajedrecistas de menos de quince años alcanzan un grado de destreza y de excelencia en ajedrez que no tienen ninguna correspondencia con otros aspectos de su desarrollo como personas.
Está demostrado que, con técnicas especiales, con especialistas de alto nivel y con un “arreglo” de circunstancias ad hoc; unido todo ello a un talento excepcional identificado oportunamente, con una motivación específica estimulada en grado superlativo y de manera científica y sistemáticamente orientada, se pueden “fabricar” grandes maestros de ajedrez con menos de 18 años de edad y menos de 10 años de experiencia en estudio y torneos de ajedrez.
Claro que todo eso implica una organización, un gran esfuerzo económico, grupos de trabajo bien dirigidos y correr un riesgo de afectación dramática a los niños a los que se les exponga a tales métodos de aprendizaje acelerado que, hasta donde sabemos, están en proceso de experimentación y aún no tienen suficiente experiencia probatoria que permita manejarlos con una seguridad satisfactoria.
Es probable que haya alguna contraindicación, y que esos niños “super grandes maestros” tengan algunos problemas de personalidad o de desarrollo emocional de difícil pronóstico en el estado actual del arte de la enseñanza del ajedrez.
Pero los planteamientos de Botvinnik estaban dirigidos al ajedrecista común. De acuerdo a la ideología humanista de la época en que se desarrolló Botvinnik, entre 1925 y 1945, en la Unión Soviética se le daba mucha importancia al desarrollo de métodos que ayudaran a la superación del individuo común, no al de los seres excepcionalmente talentosos. De hecho uno de los éxitos que podemos conceder con seguridad al sistema educativo soviético fue su gran avance en investigar, analizar y desarrollar métodos para que individuos con ciertos problemas de conducta, de adaptación social o con deficiencias físicas o con desarrollo físico afectado, causado por las grandes hambrunas de la post revolución rusa; pudieran desarrollarse a niveles aún superiores a los que seres “normales”, sin ninguna dificultad especial , lo hicieron en otras sociedades. Pilares del sistema educativo soviético como Lev S. Vigotsky, “redescubierto” cuarenta años después de su muerte, son reconocidos como los estudiosos más avanzados en el campo de la psicología educativa actualmente. La influencia de un pensador como Vigotsky en el desarrollo cultural de la Unión Soviética y en consecuencia con el ajedrez soviético, es muy difícil de exagerar, pues fue de gran magnitud. Sin los trabajos de Romanovsky, Levenfish, Botvinnik, Kotov, Ragozin y sus contemporáneos, no se podría explicar uno el alto grado de desarrollo de la escuela soviética de ajedrez de 1925 a 1990 y mucho menos el nivel de las actuales escuelas de Ucrania, Rusia y de otras exrepúblicas soviéticas; sin hablar de los ex-soviéticos que lideran en escuelas de otra veintena de países como Alemania, España, Estados Unidos, etc…
Claro que cuando “aterrizamos” el problema a las circunstancias de un ajedrecista iberoamericano, que no cuenta con una organización, con recursos muy limitados, sin guía de un especialista, con acceso limitado a la educación, generalmente mal formado en métodos de estudio, con problemas psicológicos acordes a sociedades llenas de incongruencias, con deficiencias alimentarias que han lastimado su desarrollo físico y mental; con literatura ajedrecística escasa a su alcance, rodeado de influencias negativas tanto para la conducta como para su desarrollo como ajedrecista; la tarea “nos la ponen en Vietnam”, como diría un viejo entrenador de la academia de ajedrez de Centro Habana.
Sus métodos de estudio, si se llegasen a desenvolver lo suficiente como para decir que existen, serán aleatorios y producto de su buena o mala fortuna.
Mi recomendación es que traten de llevar a cabo las tareas enunciadas al grado de su capacidad y circunstancias.
Así como hay manuales para “el arquitecto descalzo” es decir, manuales de construcción para los que tienen recursos limitados en material y sobre todo en capacitación y asesoría; a mi me gustaría alguna vez escribir un manual de ajedrez para el “ajedrecista descalzo”.
Ya que mi tribuna es la red de Internet, debo dar por hecho que mis lectores al menos pueden acceder a la información de ajedrez accesible por dicha red. A mi compañero ajedrecista “descalzo” le puedo recomendar varias cosas. Comencemos por las tareas enunciadas:
Primero que nada, para poder elegir su objeto de estudio, deberá establecer su Misión y Visión.
Como supongo no cuenta con especialistas para ello, no tiene un psicólogo de cabecera, o un entrenador personal con especialidad en ajedrez y planeación estratégica personal, sino cuenta con él mismo y le hace falta inclusive un buen amigo crítico y con buen desarrollo humano; que es lo más valioso para un buen ajedrecista, le sugiero primero que se conozca bien a si mismo.
Conocerse a si mismo es lo más importante para un ajedrecista y a la vez lo más difícil. Lo advierto, pero no con ánimo de hacerlo consciente de una situación desesperada, sino con la idea de que emprenda la tarea con seriedad. “Suave, para que se te dé”, como diría aquel viejo entrenador de Centro Habana, Alejandro Meylán.
El análisis personal es para determinar cual será la visión que pueda tener de si mismo para dentro de, digamos, cinco años. Sabiendo a donde quiere llegar, podrá determinarse que ruta debe seguir y que debe hacer para ello. Y que tiene que estudiar, que conocimientos y habilidades pretende adquirir. Como consecuencia sabrá que debe estudiar en apertura, medio juego y final. Claro que para tener la visión de adonde podría llegar en cinco años, debe saber quien es y donde está ahora. Pretendiendo, dije pretendiendo, establecer quien es realmente como ajedrecista (y como persona, por supuesto).
Aquí me parece oportuno recordar un principio básico de la psicología, que fue mencionado varias veces por San Pablo. Cuando le preguntaron: ¿Cómo hacer para obtener la fe, si aún no se tiene o es débil?, San Pablo contestó más o menos así: “Actúa como si la tuvieras” Es decir, si algo se exterioriza, internamente se forma. Vigotsky decía el principio de la siguiente manera: “Para realizar algo interior, hágalo exterior”. Si usted quiere organizar su mente, organice sus ideas escribiéndolas, poniéndolas en tarjetas, organice sus proyectos, sus pensamientos y así se organizará su mente. Del interior al exterior y de ahí de nuevo a lo interior.
Cuando haga un análisis de si mismo, vaya anotando y escribiendo, haga listas, anotaciones, pregúntese a si mismo anotando sus preguntas y luego escriba sus respuestas.
Anote sus cualidades y defectos como persona y como ajedrecista. El MI Alexander Shasin, connotado teórico de la física nuclear de alto nivel y ahora uno de los grandes entrenadores rusos de ajedrez, afirmaba que analizando 15 partidas de un jugador podía conocerlo e identificar algunos defectos principales. Como mi ajedrecista descalzo no tiene experiencia de entrenador ni ha topado con cientos de ajedrecistas y analizado sus partidas, ni tiene un sistema para investigar las deficiencias de ellos; ni siquiera puede uno contar que sabe como analizar partidas; quince partidas no bastan, se requieren al menos unas 45. Vea sus últimas cuarenta y cinco partidas, dedíquele a cada una de ellas al menos una hora y haga la investigación de que clase de ajedrecista tiene ahí. ¿Cuantas partidas perdió por error táctico? ¿Porcentaje?. ¿En cuantas partidas se encontró con posiciones que no eran de su agrado? ¿Porcentaje? ¿Cuantas veces ganó con blancas? ¿Porcentaje? ¿De que nivel eran los oponentes con que perdió, ganó o empató? ¿Promedios de ranking? ¿Gana más partidas en aperturas cerradas, abiertas, semicerradas, etc? ¿Porcentajes en cada una de ellas? ¿Promedio de duración de sus partidas? ¿En que ritmo de juego le va mejor? ¿Torneos de cinco minutos, treinta, dos horas?
Usted puede hacer su propia lista de preguntas. Claro que estas serán producto de su propio nivel de conocimientos del ajedrez y de otros aspectos de su cultura ajedrecística y no ajedrecística. Claro que si contara con la ayuda de Shasin, podría tener una imagen completa de si mismo como ajedrecista, pero por lo pronto, como ajedrecista “descalzo” tendrá una evaluación “descalza” de si mismo. Pero al menos tendrá algo con que trabajar.
Después de analizarse como jugador de ajedrez, tendrá que analizarse en lo relativo a su salud, su motivación para el ajedrez, el tiempo para dedicar, y sus recursos económicos. Todo anotando cada detalle.
Luego analice sus antecedentes, cuanto ha progresado de cinco años para acá en ajedrez; establezca su tendencia y así proyecte su futuro dentro de cinco años. Anote con cuidado y con detalles muy precisos, donde cree que pudiera estar dentro de cinco años si todo va bien. Su motivación dependerá en mucho de la capacidad que tenga para su sueño. Si no puede soñar con un futuro brillante en cinco años, menos podrá hacerlo realidad. No sea mezquino con sus sueños; pero tampoco no se vaya al infinito. El mar y el cielo son igual de azules y a la distancia parece que se juntan, no intente compararse con el cielo si a usted le corresponde ser el mar, dice la canción. Y el que nace para maceta, del corredor no pasa, dice el otro refrán. Pero sueñe, si, sueñe, pero con bases. Ponerse metas demasiado grandes solo establecen las bases para amarguras futuras.
¡Suave, suavecito, para que se te dé!
Después de establecer nuestra visión, sabremos a donde queremos llegar. El siguiente paso será determinar las etapas de nuestro camino. Pero esa es otra historia, que veremos después. Por lo pronto tiene usted que cumplir 50 horas analizando sus partidas.
Una vez a Botvinnik le preguntó un joven maestro que tenía que hacer para mejorar su juego. Botvinnik le preguntó a su vez “¿Tiene una colección de sus partidas analizadas?” el joven maestro le contestó “No, no he analizado muchas de mis partidas” y Botvinnik le dijo, más o menos: “Empiece por analizarlas"”
El archivo adjunto es de algunas partidas analizadas que le ayudaran seguramente a aprender a analizar partidas, en la presente nota, le entregamos la primera de ellas, Kramnik-Ulibin 1992 mientras que el resto de partidas analizadas las entregaremos en nuestra próxima edición digital.
IM Raúl Ocampo Vargas